Dr. Danilo Leal Moraga, director del Magíster en Ciencias de la Computación & Magíster en Ingeniería Informática UNAB; Presidente Comisión Ciencia de Datos Colegio de Ingenieros, Zonal Valparaíso; académico de la Ingeniería Civil Industrial, UNAB Sede Viña del Mar.
En el reciente discurso de la Cuenta Pública del Presidente Gabriel Boric se subrayó la importancia de una economía equilibrada y en crecimiento, capaz de enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que la Iinteligencia artificial presenta. Se enfatizó la necesidad de políticas que promuevan la justicia social y la cohesión, asegurando que los beneficios de la tecnología sean accesibles para todos.
En el umbral de una nueva era digital, la inteligencia artificial (IA) se erige como un motor crucial que promete revitalizar la productividad global, impulsar el crecimiento económico y elevar los ingresos a nivel mundial. Sin embargo, su rápida implementación plantea desafíos significativos, como la potencial sustitución de empleos y el incremento de la desigualdad económica.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha destacado que la IA podría impactar cerca del 40% de los empleos a nivel global, afectando tanto a tareas rutinarias como a trabajos altamente cualificados. En economías avanzadas, hasta un 60% de los empleos podrían verse influenciados, con la IA complementando algunas tareas y reemplazando otras, lo que podría llevar a una disminución de la demanda laboral y a la reducción de salarios en ciertos sectores.
Por otro lado, en los mercados emergentes y países de ingresos bajos, la exposición a la IA será menor, estimada en un 40% y 26%, respectivamente. Esto sugiere que la IA provocará menos trastornos en estas economías, aunque también revela la falta de infraestructura y fuerza laboral cualificada necesaria para aprovechar sus ventajas, lo cual podría agravar la desigualdad global.
La adopción de la IA también podría exacerbar la desigualdad dentro de los países. Los trabajadores capaces de integrar la IA en sus tareas podrían ver aumentos en su productividad y salarios, mientras que aquellos que no logren adaptarse podrían quedarse rezagados. Esta dinámica resalta la necesidad de políticas públicas que mitiguen estos efectos negativos y fomenten una transición inclusiva hacia un mercado laboral transformado por la IA.
El FMI ha desarrollado un índice de preparación ante la IA para ayudar a los países a evaluar su capacidad de integrar esta tecnología de manera segura y efectiva. Los resultados muestran que las economías más avanzadas están mejor preparadas, mientras que muchas naciones en desarrollo aún enfrentan desafíos significativos.
La era de la inteligencia artificial ha llegado, y es esencial que todos los sectores de la sociedad trabajen juntos para garantizar que esta revolución tecnológica beneficie a la humanidad en su conjunto. Con un enfoque proactivo y políticas inclusivas, podemos navegar hacia un futuro en el que la IA no solo transforme el mundo del trabajo, sino que también fomente una prosperidad compartida y sostenible.