Con la llegada del verano y las altas temperaturas, muchos dueños de mascotas se preguntan si bañar a sus perros es una buena opción para ayudarles a mantenerse frescos. Además, surgen dudas sobre la periodicidad del baño y los aspectos a tener en cuenta.
Nicolás Escobar, Director de la Carrera de Medicina Veterinaria de UDLA Sede Viña del Mar, comenta que el baño regular es esencial para mantener la higiene y el pelaje saludable en los caninos. La periodicidad, los productos a utilizar y la temperatura del agua son aspectos importantes.
“La frecuencia de baño recomendada para un perro puede variar según diversos factores, como el tipo de pelaje, el entorno en el que vive, posibles patologías dérmicas y su nivel de actividad física, entre otros. En meses más fríos se sugiere bañarlos cada 4 a 8 semanas, mientras que en el verano cada 21 días. Cuando el calor se intensifica, un baño puede ser una buena alternativa para ayudarles a regular su temperatura corporal”, menciona el académico, quien destaca la importancia de la moderación en el baño, ya que hacerlo con demasiada frecuencia puede eliminar los aceites naturales de la piel, causando irritación y sequedad. Por otro lado, realizarlo con demasiada distancia puede generar problemas de higiene y mal olor en los caninos.
“Siempre es recomendable consultar con un médico veterinario para determinar la frecuencia de baño más adecuada para cada especie. Por ejemplo, el tipo de pelaje también influye en el periodo que se recomendará. Los perros con pelajes densos y largos suelen requerir cuidados y baños más regulares para evitar enredos y mantener el pelaje limpio, mientras que los de pelaje corto pueden requerir baños menos frecuentes”, agrega.
BAÑO PASO A PASO
El proceso de baño debe ser planificado, siendo fundamental preparar el área para realizarlo (bañera, ducha o espacio al aire libre con agua corriente) y tener a la mano todos los utensilios necesarios: champú para mascotas, toallas, cepillo, esponja o guante.
Antes de mojar al perro, es recomendable cepillarlo para eliminar enredos y suciedad, facilitando el proceso de lavado y evitando que se formen nudos en el pelaje durante el baño. También es importante asegurarse de que la temperatura del agua sea agradable para la mascota, evitando que esté demasiado caliente o fría. El agua tibia suele ser la más adecuada.
Para comenzar, se debe mojar al perro de manera suave y gradual, evitando que el agua entre en oídos y ojos. Comenzar por el cuerpo y luego avanzar hacia las patas y cola. El champú debe aplicarse de manera uniforme sobre el pelaje mojado, masajeando suavemente y prestando atención a áreas que puedan estar más sucias, como el cuello, patas y vientre. No se debe aplicar en ojos, boca u oídos.
Luego, debe enjuagarse completamente, retirando toda la espuma, ya que los residuos pueden causar irritación o picazón en la piel. Finalmente, secar suavemente con una toalla. Se puede utilizar un secador, pero ajustando la temperatura a baja o media y manteniéndolo a una distancia apropiada para evitar quemaduras. No dejar que el animal se enfríe o se seque solo al aire libre, especialmente en días más fríos.
Nicolás Escobar destaca la importancia de no usar champú, jabones o productos de limpieza para humanos, ya que son demasiado fuertes y el pH de las personas es diferente al de los caninos. Esto podría alterar el equilibrio natural de la piel de la mascota y causar irritaciones, alergias o reacciones adversas. “Es crucial utilizar un producto específicamente formulado para perros, ya que estos están diseñados teniendo en cuenta las necesidades y la sensibilidad de su piel”, sostiene.
Para mascotas que no tienen mucha afinidad con el agua, se aconseja aplicar estrategias para hacer la experiencia más llevadera, como mojar de manera gradual y suavemente desde las patas hacia el lomo, hasta que la mascota se sienta cómoda. Además, se puede asociar el baño con algo positivo, como premios, caricias o elogios.
“Es importante recordar que cada perro es único y puede tener necesidades y sensibilidades individuales. Es relevante observarlo durante y después del baño para detectar cualquier reacción adversa y, si hay dudas o preocupaciones, consultar con un médico veterinario para obtener consejos personalizados sobre el cuidado del pelaje y la piel”, recomienda el académico de UDLA.