Estudiantes del Doctorado en Biotecnología de la PUCV lograron identificar en la microbiota del molusco, microorganismos que actúan como probióticos en larvas enfermas.
El 95% de los ostiones que se producen en nuestro país están destinados a la exportación. Según el último Informe Sectorial emanado de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, en junio de este año se reportaron exportaciones del orden de 210 toneladas del molusco, por un monto de US $2.6 millones. Los principales países de destino de este producto nacional fueron Estados Unidos, Francia y España.
El tiempo de crecimiento de un ostión varía entre los 8 y 10 meses y su tamaño óptimo para ser comercializado en el exterior es entre 8 y 10 centímetros. Sin embargo, durante el último tiempo los productores de ostiones luchan por mantener a flote la industria, debido a que existe una tasa de mortandad muy alta de las larvas a causa de diversos patógenos bacterianos.
Debido a lo anterior es que la tesista Katherine Muñoz, invitó a participar a Yurubi Borregales y Tanya Román, todas integrantes del Doctorado en Biotecnología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, para buscar una solución al problema desarrollando BioShell, un dispositivo que actúa como un biofiltro que se instala en los tanques de cultivo y que permite asegurar el crecimiento de la larva del molusco.
Según Yurubi Borregales, “el biofiltro contiene probióticos específicamente seleccionados para mejorar la salud de la larva y aumentar el rendimiento de producción, los cuales son liberados en los tanques de cultivo, evitando que ingresen los patógenos dañinos. Dado que la industria de la acuicultura es muy grande en nuestro país, los niveles de pérdida que se generan son cuantiosos. Cerca del 95% de la población del ostión en cautiverio puede presentar problemas”, explicó.
BioShell es parte de la tesis doctoral de Katherine Muñoz, quien hace algún tiempo logró identificar la problemática de la alta mortandad de larvas en la industria del cultivo de ostiones. “La idea es mejorar la respuesta inmunitaria, para lo cual nos encontramos trabajando en el laboratorio de Genética e Inmunología Molecular del Instituto de Biología de la PUCV, donde realizamos diversas pruebas”, señaló.
La científica agregó que “descubrimos que hay ciertas familias de ostiones que pueden resistir a los patógenos del género vibrio, que son comunes en la acuicultura, pero en el caso de este tipo de moluscos genera una mortandad masiva. La resistencia de los ostiones proviene de la microbiota, por lo que a partir de ese punto nos preguntamos si es que pueden existir microorganismos que actúen como probióticos para ayudar a aquellas familias de ostiones que no provengan de un linaje sano”.
“Queremos mejorar la industria y su producción, ya que Chile, si bien es un país costero, con una acuicultura bastante diversa y bien conocida, el cultivo del ostión ha decaído durante los últimos años, por lo que priorizaremos el trabajo con empresas locales”, sostuvo Muñoz.
Debido a que los volúmenes de ostiones se han reducido considerablemente, el precio también ha caído afectando la comercialización. “El objetivo es crear mayor competitividad y que los artesanos de la pesca del norte, que es donde principalmente se cultiva el molusco, también puedan aprovechar estas herramientas”, afirmó.
The Lift
El proyecto BioShell se encuentra alojado en la plataforma de innovación y emprendimiento de The Lift de la Facultad de Ingeniería de la PUCV. Su coordinadora, Katherine Westerhout, señaló que la instancia está disponible para todos los y las estudiantes de la Universidad. “BioShell se encuentra integrado por tres mujeres profesionales, estudiantes del Doctorado en Biotecnología de la Facultad de Ciencias que se acercaron a The Lift para llevar su investigación al área de la innovación y el emprendimiento”.
Westerhout agregó que “el equipo de BioShell ha tenido la capacidad de recorrer una ruta que les ha permitido ver el valor de lo que están investigando y cómo ese valor aporta una solución innovadora a la industria ostionera, en este caso. Como equipo, en The Lift, esperamos que este proceso de aprendizaje sea una experiencia inolvidable para Katherine, Tanya y Yurubi, y estamos seguros de que haber vivido la experiencia del Torneo Lift me Up, formará parte de esos recuerdos claves de sus inicios como profesionales de la innovación”.