María Gabriela Mondaca Henríquez, Académica Obstetricia UNAB, Sede Viña del Mar.
Este 12 de diciembre, en ocasión del Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal proclamado por la Organización de Naciones Unidas el año 2017, hacemos un llamado a la acción para lograr el acceso equitativo a servicios de salud para todas las personas, sin importar su situación económica, social o geográfica. Este día nos recuerda que la cobertura sanitaria universal es un derecho humano fundamental y esencial para mejorar el bienestar global.
La cobertura sanitaria universal (CSU) es un compromiso de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para garantizar que todas las personas puedan acceder a los servicios de salud que necesitan sin enfrentarse a las inequidades en salud y accedan a cobertura sanitaria igualitaria. En un mundo donde millones de personas aún carecen de acceso adecuado a servicios de salud, la salud pública continúa siendo un desafío prioritario a nivel mundial.
Aunque se han logrado avances significativos en la expansión de los servicios de salud en muchos países, persisten obstáculos importantes para alcanzar la cobertura sanitaria universal. Según datos de la OMS, más de 400 millones de personas en el mundo no tienen acceso a servicios de salud esenciales. Además, la falta de infraestructura adecuada, personal de salud, y los altos costos de los tratamientos siguen siendo barreras clave.
Este Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal es una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad urgente de reformas en los sistemas de salud, especialmente en países de ingresos bajos y medios, donde las disparidades de acceso son más marcadas. La CSU no solo tiene el potencial de salvar vidas, sino que también puede impulsar el desarrollo económico y social, mejorar la equidad y contribuir a la estabilidad de las comunidades.
Para alcanzar la cobertura sanitaria universal, se requiere un esfuerzo conjunto entre gobiernos, organizaciones internacionales, profesionales de la salud y la sociedad civil. Las inversiones en salud pública, el fortalecimiento de los sistemas sanitarios y la implementación de políticas inclusivas son pasos esenciales hacia la creación de sistemas de salud más equitativos y accesibles para todos.
En este proceso, la inclusión de la educación en salud y la cultura de equidad en salud juega un papel fundamental. La integración de estos temas en los planes de estudio universitarios no solo sensibiliza a las nuevas generaciones sobre los desafíos y la importancia de la CSU, sino que también contribuye a la formación de profesionales idóneos, capacitados para abordar las inequidades en salud de manera efectiva. Estos profesionales, al comprender la relevancia de un sistema de salud accesible y justo, se convierten en agentes de cambio que promueven políticas de salud inclusivas y soluciones innovadoras que favorecen a las poblaciones más vulnerables.
La educación en salud, centrada en la equidad, prepara a los futuros profesionales para trabajar en conjunto con diversas comunidades, promoviendo un enfoque más holístico y sostenible que, a largo plazo, contribuirá al logro de la cobertura sanitaria universal en todo el mundo.
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