En solo un año, los niños y niñas evaluados disminuyeron en un 9,9% la mal nutrición por exceso.
“Al principio vimos un diagnóstico que era muy complicado de superar, sin embargo, los resultados nos dicen que en el trabajo anual hay bastante impacto y mejoría con respecto al estado nutricional de los niños. Hemos visto un cambio de hábito en los educandos y en las familias porque en este proyecto no solo se trabaja con los niños, sino que también que con las familias y los docentes que toman conciencia de generar buenos hábitos alimenticios”, aseguró María Elena De la Barrera, directora de la Escuela Adriano Machado.
Para algunas familias, el cambio ha sido radical. “La compra del supermercado ya es diferente. Ya no voy a Fruna y compro una caja de dulces, ahora todo ese dinero se va a la feria y compro más verduras. Hemos tenido retrocesos por el tiempo que se necesita para las preparaciones, pero también he aprendido a manejar mejor las porciones”, explica Elizabeth Pizarro, apoderada del establecimiento.
Ocho alumnos y alumnas de la carrera de Nutrición y Dietética con la supervisión de la académica Macarena Luman entregaron conocimientos y herramientas a la comunidad educativa, con intervenciones en los recreos y talleres de cocina para apoderados y profesores.
“He visto cambios en su forma de alimentarse, los tipos de colaciones que llevan, cada vez han ido mejorando. Se ha visto un buen resultado en el estado nutricional, poder bajar de una obesidad a un sobrepeso, de un sobrepeso a un estado nutricional normal, esto fue en todos los cursos de primero a cuarto básico”, dice Diego Salinas, alumno de quinto año de Nutrición y Dietética UST y quien participó del proyecto.
Precisamente uno de los sellos de la carrera de Nutrición y Dietética es haber incorporado a los establecimientos educacionales dentro de su programa de Internado Profesional Nutrición Comunitaria Intraescolar. La Escuela Adriano Machado es solo uno de los socios comunitarios que permiten que nutricionistas participen de la comunidad educativa y puedan aportar para mejorar los hábitos de alimentación de los escolares.
“Claramente es un sello, un valor agregado y es una llamada de atención de que, si el nutricionista es parte del equipo directivo del colegio a través del rol que tenemos de promoción de la calidad de vida, podemos mejorar los indicadores tal como hemos visto hoy día”, expresa Alejandra Ulloa, directora de la carrera de Nutrición y Dietética UST Viña del Mar.
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