“La Ley Tea en la práctica cotidiana de las escuelas”, fue el nombre de la actividad organizada por la carrera de Educación General Básica de la UNAB, que congregó a más de un centenar de participantes en el Auditorio Amarillo de la Sede Viña del Mar.
Jornada en donde se analizaron las implicancias normativas y culturales para la inclusión en contextos desafiantes, particularmente en la escuela pública viñamarina Paul Harris, liderada por Marianela Leiva, y la investigación realizada por el académico René Valdés, docente de dicha carrera, donde participan como coinvestigadores Catalina Coronado, Camila Chávez, Sandra Urra y José Améstica.
Norma Droully, directora de la carrera de Educación General Básica, Mención Orientación y Convivencia Escolar, destacó que la cuarta versión de este seminario, nacido al amparo de la asignatura “Educación para la Diversidad” -encabezada por Valdés- “genera la organización y gestión del tema, que corresponde a la Ley del Trastorno del Espectro Autista (Ley TEA), con las prácticas educativas que están en los establecimientos” y que también surge de las inquietudes de las propias estudiantes de la asignatura.
A juicio de la especialista el objetivo es darle “una mención en orientación y convivencia escolar, para la formación de nuestros estudiantes, ya que debemos formar un profesor jefe, que tenga diversas habilidades y que pueda atender a la diversidad”, explicó.
Una realidad educativa con distintos niños en el aula, todos con diferentes características, que requieren de un docente que gestione el trabajo en sala y atienda las políticas públicas vinculadas a estas situaciones.
Exposiciones
Hecho que es descrito por René Valdés, quien destacó la presentación de los principales resultados sobre materias de inclusión de estudiantes con TEA en escuelas de Viña del Mar, Concepción y Santiago. “Estas presentaciones se insertan en un Fondecyt donde soy el investigador responsable y esta temática fue emergente, pero a la vez sorprendente, para nosotros como equipo”, apuntó.
“Los principales resultados dan cuenta de la complejidad que ha sido instalar una ley a la rápida, sin recursos, sin formación y cómo las escuelas han sido muy autodidactas en gestionar y liderar procesos de inclusión”, explicó el docente.
Una investigación cuyos registros también ingresan a las aulas de los futuros profesores egresados desde la UNAB con la meta de generar reflexión “en darle una vuelta a nuestras creencias, pensar críticamente algunas materias, pensar en la lógica de justicia social, la diversidad y desde allí ir implementando estrategias”, finalizó.
Opinión de trabajadores de colegios
Una de las exposiciones más llamativas la realizó Camila Chávez, junto a José Améstica, profesora de Educación Especial, investigadora del Fondecyt, quien además trabaja en un colegio de Quilpué.
“Nuestro análisis con la circular es bastante interesante porque tenemos valoraciones muy positivas, pero también bien negativas, entonces es interesante conocer qué es lo que opinan las personas que trabajan en colegios, cómo esto también puede llegar a las políticas para hacer mejoras, para poder implementar y traducir mejor la política dentro de una escuela”, apuntó. Esto se complementa con lo presentado por Catalina Coronado y Sandra Urra, que señalan la gran cantidad de desafíos que mencionan las propias escuelas en los procesos inclusivos.
Entre lo favorable aparecen los procedimientos y cómo actuar ante una desregulación emocional y conductual, mientras que lo negativo aparece en un choque de derechos. “Tenemos de alguna forma a estos estudiantes autistas que se consideran como un grupo distinto, con derechos, con privilegios, ante el resto de los otros funcionarios y estudiantes”, concluyó Camila Chávez, y “eso es complejo cuando lo significan las propias escuelas”.
Un liderazgo inclusivo
Sin embargo y más allá de la investigación, el testimonio generado por Marianela Leiva fue muy relevante, ya que se construye desde su experiencia como directora de la Escuela Paul Harris de Viña del Mar.
“Nosotros empezamos el año pasado, cuando asumimos la dirección de la escuela Paul Harris, con un liderazgo inclusivo. Luego de ahí, nos dimos cuenta que hacía mucha falta el conocimiento y la aceptación de los estudiantes en sus entornos, por lo tanto, el trabajo fue focalizado en la circular 586”, mencionó la directora quien puntualizó que el trabajo se fue intensificando, apoyado en los reglamentos del Ministerio de Educación.
Tanto la presentación de la directora Marianela Leiva como las del equipo Fondecyt muestran la tensión de instalar la Ley TEA en contextos no preparados para ello. Sin embargo, desde un liderazgo inclusivo y con valoraciones positivas de la diversidad, la situación se vuelve más favorable tanto para estudiantes como para los equipos profesionales.
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