Director Química y Farmacia
Universidad Andrés Bello
Una de las consecuencias indeseadas de las celebraciones dieciocheras es la resaca, ese conjunto de malestares que aparece tras consumir alcohol en exceso. Entre los síntomas más comunes se encuentran el malestar general, cansancio extremo, sed, dolores musculares, hipersensibilidad al ruido y la luz, náuseas, vómitos, ansiedad, irritabilidad, sudoración excesiva, alteraciones en la presión arterial y el siempre temido dolor de cabeza.
El alcohol, junto con otros compuestos presentes en las bebidas alcohólicas, genera metabolitos que son tóxicos para el cuerpo, afectando de manera negativa varios órganos y sistemas. Frente a este cuadro, abundan los remedios caseros que prometen aliviar los síntomas, aunque en la mayoría de los casos no solo resultan ineficaces, sino que pueden empeorar la situación. Es común que en estos casos se recurra a la automedicación, lo que suele dar vida al viejo dicho de que el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Uno de los síntomas más habituales de la resaca es el dolor de cabeza, y no es raro que quienes lo padecen acudan al uso de fármacos como el paracetamol o el ibuprofeno. Sin embargo, aunque sean de uso extendido, ambos medicamentos pueden representar riesgos graves cuando se utilizan en este contexto. El paracetamol, por ejemplo, tiene un alto potencial de daño hepático, el cual se agrava en pacientes con ciertas condiciones preexistentes o por el efecto dañino del alcohol en el hígado. El ibuprofeno, por su parte, puede aumentar el riesgo de lesiones en la mucosa gástrica, agravando el daño que el alcohol ya ha causado y elevando la posibilidad de problemas renales.
Otro grupo de medicamentos que requieren especial cuidado son aquellos indicados para el tratamiento de migrañas o cefaleas vasculares, en particular los que contienen derivados de la ergotamina (como la dihidroergotamina), a menudo combinados con cafeína. Estos compuestos generan vasoconstricción en los vasos que rodean el cerebro, lo que puede desencadenar efectos adversos en el sistema nervioso central y el cardiovascular, llegando en los casos más graves a causar isquemia periférica en las extremidades.
Como siempre se enfatiza en estos casos, la automedicación es un riesgo que puede agravar los efectos del consumo excesivo de alcohol. La única manera efectiva de evitar la resaca y sus potenciales complicaciones es moderar o evitar la ingesta de alcohol.