Miriam Fuentes Navarrete, Facultad de Enfermería, UNAB Sede Viña del Mar.
Las enfermedades cardiovasculares son una de las principales patologías de las personas mayores y la principal causa de muerte en nuestro país. Sin embargo, tienen una característica bastante particular, para que se desarrollen deben existir ciertos factores de riesgo.
Las enfermedades cardiovasculares se producen en ambos sexos. Sin embargo, son más frecuentes en hombres de 45 años y más; mujeres de 55 años y más; mujeres postmenopaúsicas; y personas con historia de enfermedades cardiovasculares en su familia directa. Según las cifras estadísticas del ministerio de salud es más común encontrar mujeres en control y seguimiento por enfermedades cardiovasculares que hombres. Por lo mismo la tasa de defunción por patologías cardiovasculares es mayor en hombres que en mujeres.
Entre los factores de riesgo modificables más importantes tenemos la obesidad, el colesterol LDL (alto) y colesterol HDL (bajo), el sedentarismo, el tabaquismo.
El colesterol LDL o colesterol “malo”, se produce por el consumo de grasas saturadas las que normalmente encontramos en las carnes grasosas, como la carne roja y la carne de cerdo; y en los productos lácteos como la leche entera, el queso, la crema y los helados. También lo encontramos en algunos aceites vegetales como el aceite de palma y de coco. Las grasas Trans también aumentan este tipo de colesterol, y las encontramos en las margarinas y otros productos procesados. Otra cosa que aumenta el col-LDL es fumar, el consumo excesivo de alcohol, el estrés y la falta de actividad física. El grave problema de este tipo de colesterol es que se adhiere a los vasos sanguíneos y, sobre todo, a las arterias, provocando lo que se conoce como arteroesclerosis e incrementando el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y accidentes vasculares encefálicos.
El colesterol HDL también conocido como el colesterol “bueno”, se produce por lo contrario del col-LDL, un bajo consumo de grasas saturadas y alto consumo de grasas insaturadas. Estas últimas las encontramos en aceites vegetales como el de oliva, canola, girasol, maíz y soya; productos lácteos sin grasa o bajos en grasa; carnes magras, que son aquellas con un porcentaje de grasa inferior al 5% como las carnes blancas, los pescados o cortes de vacuno como el lomo y el solomillo. Altos niveles de col-HDL disminuyen el riesgo cardiovascular y la probabilidad de desarrollar enfermedades cardíacas y accidentes vasculares encefálicos.
Por esto se dice que el col-LDL es malo y el colesterol HDL es bueno. Si quiero mantener a raya mi col-LDL y favorecer el col-HDL se sugiere: Mantener el peso en rangos de normalidad. Para ello es necesario cambiar hábitos alimenticios eliminando los alimentos procesados, disminuyendo el consumo de sal, el consumo de enlatados y embutidos, el consumo de azúcares y alimentos ricos en azúcar, las gaseosas, hidratos de carbono, etc, y aumentando el consumo de frutas y verduras.
Disminuir el consumo de grasas saturadas y aumentar el consumo de grasas insaturadas. Leer las etiquetas de información nutricional de los alimentos, en búsqueda de presencia de grasas trans, si la tiene evite ese alimento. Preferir además los alimentos con menos porcentaje de sal, azúcares y grasas saturadas por porción en su composición.
Realizar actividad física tres veces a la semana como mínimo. La actividad debe durar por lo menos 30 minutos y ser de intensidad moderada a fuerte, lo que se logra caminando a paso rápido mojando la camiseta. Disminuir y/o eliminar el consumo de alcohol. Eliminar el consumo de tabaco o cigarrillos. Mantener una buena salud mental y aprender a manejar el estrés. Ante esto es conveniente siempre mantener actividades que le permitan la desconexión del trabajo y de las preocupaciones. Por ejemplo, realizar iniciativas al aire libre, como caminatas o paseos con su familia o amigos, pasear a su mascota. Algunas personas tienen buenos resultados haciendo yoga, meditación, etc. Lo importante es buscar la mejor alternativa de salud y bienestar en su vida.