La delincuencia es una de las problemáticas que con más fuerza aquejan a la ciudadanía y, por consiguiente, a las autoridades del país. Por esta razón es que desde el mundo público se esgrimen soluciones para contrarrestar el creciente sentimiento de inseguridad en la población.
Así nacen medidas orientadas a incrementar el número de efectivos policiales en las calles, la incorporación de cámaras de seguridad, el uso de drones de vigilancia en zonas de alta densidad urbana y hasta otras ideas de dudosa puesta en práctica. Pero ¿existe otro tipo de soluciones menos evidentes a la hora de combatir la delincuencia?
El profesor del Departamento de Electrotecnia e Informática de la Universidad Técnica Federico Santa María, Denis Riquelme, indica que “el alumbrado público permite la creación de un ambiente visual nocturno que da una visibilidad clara e identificación precisa de las personas y objetivos en las vías transitadas”, los que son factores fundamentales a la hora de generar una sensación de seguridad en entornos comunes, como calles, plazas, entre otros.
En ese sentido, el ingeniero civil eléctrico plantea que desde hace bastante tiempo distintos expertos han teorizado sobre el impacto de una correcta iluminación en la ciudad como un factor relevante a la hora de reducir la delincuencia, ya que esta
no solo disminuye los lugares propicios para la actividad delictiva al aumentar la visibilidad, sino que también puede disuadir a los delincuentes al hacer que se sientan más expuestos al enfrentarse a un entorno debidamente iluminado.
Objetivos
En palabras de Riquelme, hay tres objetivos fundamentales a los que apunta el alumbrado público: la orientación visual, el confort de los usuarios (incluso desde el sentido estético) y, por supuesto, la seguridad, desde la prevención de accidentes y delitos.
“La iluminación es importante para que una carretera o un espacio urbano no solo sea seguro para las personas, sino que también se perciba como segura. Cuando nos enfrentamos un diseño de iluminación deberíamos considerar una orientación
visual que permita el reconocimiento de personas y actividades, nivel de iluminación, uniformidad, el control del deslumbramiento, el color de la luz, arboleda, entre otros aspectos”, señala el académico, recalcando la importancia de que el diseño de iluminación permita a los transeúntes conocer de antemano a qué o quiénes se enfrentarán en su tránsito por una determinada calle o espacio.
“Es importante en el tema de reconocimiento de personas que la iluminación permita el mutuo reconocimiento antes de llegar a estar cara a cara y proporcionar suficiente información visual respecto a una persona mientras él o ella esté todavía, a una distancia razonable para que la persona pueda tomar una decisión si se queda en el lugar o no”, agrega Riquelme.
Experiencia internacional
Dentro de los ejemplos internacionales más conocidos, el experto cita la experiencia neoyorkina. Un estudio publicado en el año 2019 por CRIME Lab New York muestra cómo a través de un experimento en el que se instalaron luminarias en diversas áreas de una zona suburbana en la “Gran manzana” se logró reducir en un 36% la tasa de criminalidad en periodos nocturnos.
“En algunos estudios que venimos realizando desde el año 2018 respecto al alumbrado público podemos concluir que es importante por razones de seguridad y economía llevar a cabo inspecciones y mantenimiento a todos los elementos que componen una instalación de alumbrado público”, señala Riquelme, agregando que en la actualidad se encuentra trabajando en un estudio en términos de Sensación de Seguridad en relación a la nueva Norma Lumínica (D.S. N°1/2022 MMA), abordando las desventajas y ventajas de su aplicación a fin de presentar dichos avances en el Congreso LUXAMERICA 2024 a realizarse en la ciudad de México durante este año.
“El diseño del alumbrado asociado al efecto positivo que tiene en la seguridad de los ciudadanos, no se considera en muchos casos en la evaluación económica de un proyecto de alumbrado público por la dificultad que representa su cuantificación. Sin embargo, la sola evaluación de impacto que tiene en factores como el área iluminada respecto del costo del equipamiento y el consumo de electricidad justifican su adopción. En el caso de ciudades y comunidades previamente iluminadas, el cambio de sistemas de iluminación más eficientes se justifica fundamentalmente por el ahorro en el consumo de energía de las nuevas luminarias y no en la seguridad de las personas”, concluye el especialista.
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