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Estudio comprueba desequilibrio de participación femenina en sectores de Transporte de Carga y Electromovilidad y muestra oportunidades

Los resultados arrojados por el reciente estudio del Ministerio de Energía y la Agencia de Sostenibilidad Energética a través de DEUMAN y el Centro de Estudios de la Mujer (CEM), indican que los sectores de Transporte de Carga Eficiente y Electromovilidad cuentan con muy poca participación femenina debido a las brechas, barreras y obstáculos tanto personales, como culturales, organizacionales e institucionales.

Sin embargo, el mismo documento muestra que el sector transporte es una oportunidad de empleo bien remunerado que puede promover la autonomía económica de las mujeres. También se destacan oportunidades y facilitadores como la atracción y selección de mujeres al sector, la existencia de nichos específicos dentro del sector, la valoración de habilidades femeninas y las cuotas de género. Según la encuesta realizada a 15 empresas de transporte de carga eficiente, solo el 11,1% de la fuerza laboral está compuesta por mujeres y éstas desempeñan, principalmente, roles administrativos (43.4%) con una menor presencia en funciones operativas (6.3%). La participación laboral de las mujeres en el sector de electromovilidad se infiere de las altas brechas de género en las carreras profesionales y técnicas relacionadas desde etapas previas a la inserción laboral.

Uno de los datos fundamentales que arroja el estudio es la falta de confianza de las mujeres en sus propios conocimientos y habilidades, lo que las desalientan a estudiar carreras relacionadas con la tecnología o ingeniería, debido a temores y la percepción de no ser capaces. Asimismo, la ausencia o escasa presencia de modelos femeninos también contribuye a esta autoexclusión. Persisten sesgos culturales internalizados que constituyen barreras a su participación y desarrollo, afectando las motivaciones e intereses educativos. Esto concuerda con lo encontrado en la formación técnico profesional donde se observa una persistente y muy alta brecha de género en las carreras que se requieren para la transición a la electromovilidad, o las relacionadas con el transporte, como son las de las áreas de la electricidad, electrónica y mecánica.

Las competencias laborales implica tener conocimientos y habilidades necesarios para cumplir con las funciones y alcanzar los objetivos propuestos. En áreas como la conducción profesional, mecánica e instalaciones eléctricas, esto incluye licencias de conducir profesionales y certificaciones eléctricas. En todas ellas, las brechas de género relacionadas con el transporte de carga y la electromovilidad son muy altas.

La investigación también arroja que las empresas e instituciones tienden a reflejar sesgos de género en sus estructuras y culturas, lo que dificulta la incorporación de mujeres. Expresiones de estos obstáculos son las condiciones de trabajo no adaptadas a la presencia de mujeres, por ejemplo: jornadas de trabajo poco compatibles con las responsabilidades familiares y de cuidado y que no favorecen la corresponsabilidad; infraestructura no acondicionada como: zonas de descanso y de cambio de ropa; ausencia de baños diferenciados o inadecuados en espacios como carreteras y talleres mecánicos. Otra expresión de barrera organizacional en espacios muy masculinizados es la hostilidad percibida de los compañeros de trabajo y/o jefaturas expresadas en micromachismos, desconfianza en las competencias técnicas, resistencias, entre otras.

El estudio realizado evidencia una de las realidades pueden deducirse a la distancia, por lo mismo una de las recomendaciones que realiza CEM en el ámbito de la formación técnico-profesional es que considera esencial promover la formación técnica en áreas clave como la mecánica automotriz y la electrónica para el transporte y la electromovilidad. Para fomentar esta tendencia, es necesario aumentar la visibilidad de las oportunidades laborales disponibles y proporcionar modelos femeninos. Además, la implementación de cupos preferentes o exclusivos para mujeres, becas y aranceles en la formación técnica y profesional podría ser una medida efectiva.

En el ámbito de las políticas públicas, Fernanda Palacios Coordinadora de Género en la Agencia de Sostenibilidad Energética, considera primordial “Impulsar la ampliación de programas de capacitación exclusivos para mujeres en el transporte de carga, mediante subsidios, becas y mayores cupos, asegurando colaboración público-privada para garantizar la práctica profesional y la inserción laboral efectiva que consideren los tiempos, dinámicas familiares y sobrecarga de trabajos domésticos y cuidados que tienen las mujeres. Los programas de capacitación y formación deben considerar esas realidades para ser efectivos”.

Jessica Miranda, Jefa de la Oficina de Educación y Género de la Agencia SE sostiene que “se requieren esfuerzos para sensibilizar y ampliar las opciones educativas y laborales para las niñas, desde edades tempranas, promoviendo campañas atractivas en medios de comunicación y redes sociales que presenten modelos femeninos positivos. Estas campañas deben mostrar casos exitosos y variados, como testimonios de trabajadoras en programas como Mi Taxi Eléctrico, así como talleres de mujeres mecánicas que demuestran la experiencia en el mantenimiento de vehículos eléctricos, por ejemplo”.

CONCLUSIONES

Todos los equipos profesionales vinculados con el estudio sostienen que es clave facilitar la participación de las mujeres en la electromovilidad, ya sea como conductoras, en áreas mecánicas o en la instalación de cargadores eléctricos, mediante incentivos especiales como créditos bancarios y cuotas exclusivas en programas como “Mi taxi eléctrico” de la Agencia SE. Así como, establecer instancias de diálogo entre el Estado, asociaciones gremiales, empresas y organizaciones de trabajadoras/es para promover conversaciones y diseñar estrategias inclusivas en el sector. Fomentar redes de mujeres en los sectores estudiados para promover la difusión de oportunidades laborales, eventos y recursos educativos, con el objetivo de impulsar la participación y retención femenina en estas áreas.

“Las empresas en sectores masculinizados enfrentan el desafío de adaptar su infraestructura para la incorporación de trabajadoras, especialmente en aspectos sanitarios como baños, áreas de descanso y uniformes. Es crucial que las empresas implementen políticas laborales que promuevan la conciliación entre el trabajo y la familia para todos los empleados, fomentando la corresponsabilidad en los cuidados. Esto implica un cambio cultural para adaptarse a las necesidades de hombres y mujeres, como la flexibilidad laboral y la creación de espacios de cuidado infantil compartidos entre varias empresas, posiblemente con apoyo estatal” detalla el informe.

Prensa

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