Las salas cuna, jardines infantiles y escuelas son espacios privilegiados para el desarrollo de las habilidades matemáticas desde la primera infancia, donde mediante el juego se ofrecen múltiples oportunidades para experimentar, dialogar y resolver problemas. Recientemente desde el Ministerio de Educación se ha festejado la primera Semana de la Matemática, instancia que, en el caso de la educación parvularia, ha sido una gran oportunidad para abordar el desarrollo de habilidades matemática tempranas, que comienza a partir de interacciones que se inician en niñas y niños desde su curiosidad natural, interés y capacidad de cuestionamiento.
Desde sus fundamentos, la Educación Inicial sitúa a los niños y niñas como protagonistas de sus aprendizajes, lo que se plasma en las Bases Curriculares, que plantean una serie de procesos y proponen oportunidades de aprendizaje y bienestar integral que buscan potenciar el entorno, y constituirlo como el espacio desde donde construyen y se construyen en él.
El desarrollo y fortalecimiento de las habilidades matemáticas desde los primeros años, involucra que los equipos pedagógicos planifiquen experiencias y ambientes de aprendizaje donde niños y niñas exploren, dialoguen, interroguen, relacionen, jerarquicen y organicen. Pero, especialmente, donde jueguen con los distintos materiales y espacios en los que participan y de los que son protagonistas.
El conocimiento científico destaca que proyectos educativos que consideran al juego como un contexto central de aprendizaje, potencian el desarrollo de conceptos matemáticos, brindando oportunidades para dialogar empleando dichos conceptos.
Las familias y los equipos pedagógicos juegan un rol clave en el desarrollo de estas habilidades matemáticas tempranas, mediante experiencias cotidianas que integren las motivaciones e intereses de los niños y niñas, para interpretar y explicar elementos de su entorno. Por ejemplo, desde la sala cuna, esto se produce en situaciones de juego o lúdicas que involucran ubicarse en el espacio-tiempo, comparando, clasificando, identificando patrones, familiarizándose con la noción de número o empleando de forma inicial la función ordenadora y cuantificadora para resolver problemas.
La invitación es a generar oportunidades de aprendizaje mediante juegos y experiencias lúdicas que fomenten el conocer, explorar y emplear conceptos matemáticos. Por ejemplo, la lectura compartida de libros infantiles que invitan a conversar acerca de las matemáticas, juegos que les invitan a poner en práctica conceptos matemáticos como preparar recetas de cocina o la búsqueda del tesoro. El desafío del sistema educativo es potenciar estas interacciones lúdicas, intencionadas, colaborativas, que valoran las características y la singularidad de cada niño y niña.
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