La fascitis necrotizante es una infección rara pero grave que afecta la fascia, el tejido conectivo que rodea los músculos, nervios, grasa y vasos sanguíneos. La infección puede propagarse rápidamente y es potencialmente mortal si no se trata de inmediato. Aunque es conocida popularmente como una infección por “bacteria come carne”, este término es algo engañoso, ya que las bacterias no comen la carne literalmente, sino que liberan toxinas que destruyen los tejidos blandos y disminuyen el flujo sanguíneo a la zona afectada.
Contagiarse de una bacteria que causa fascitis necrotizante no es tan fácil como contraer infecciones más comunes, como el resfriado o la gripe. Sin embargo, cuando ocurre, puede ser extremadamente grave. Su transmisión no ocurre tan fácilmente como la de otras infecciones bacterianas porque generalmente requiere una herida o un corte a través del cual la bacteria pueda ingresar al cuerpo.
El riesgo de contraer fascitis necrotizante aumenta si tienes una herida abierta, incluso si es pequeña, como cortes, abrasiones, quemaduras, picaduras de insectos o heridas quirúrgicas, especialmente si no se cuidan adecuadamente. Las personas con sistemas inmunitarios debilitados, con enfermedades crónicas como la diabetes, o aquellas que usan medicamentos que suprimen el sistema inmunitario, tienen un mayor riesgo de infección.
Los síntomas iniciales pueden incluir dolor intenso y desproporcionado en la zona afectada, enrojecimiento y hinchazón. A medida que la infección progresa, la piel puede volverse púrpura o negra, y se pueden formar ampollas o heridas abiertas. Otros síntomas pueden incluir fiebre, escalofríos, fatiga y vómitos.
Dado que la fascitis necrotizante es una enfermedad rara, el riesgo de que se disemine globalmente como una epidemia es extremadamente bajo. Las bacterias que la causan, como Streptococcus pyogenes o Staphylococcus aureus, son comunes, pero solo en raras ocasiones conducen a esta complicación severa. No se transmite fácilmente de persona a persona a menos que haya contacto directo con la herida infectada de una persona.
Las recomendaciones para evitar el contagio son las siguientes: cuidado de heridas, límpielas inmediatamente con agua, cúbralas con un vendaje estéril; vigile las heridas para detectar signos de infección, como enrojecimiento, hinchazón, calor, dolor o secreción; mantener una buena higiene lavándose las manos frecuentemente con agua y jabón, especialmente después de tocar heridas o vendajes; use guantes y otros equipos de protección si necesita cuidar las heridas de otra persona. Si una herida no sana o muestra signos de infección, busque atención médica inmediata. La detección y el tratamiento tempranos son cruciales para evitar complicaciones graves.
Tener un estilo de vida saludable con una dieta equilibrada, ejercicio regular y suficiente descanso para ayudar a su sistema inmunitario a combatir las infecciones, también son factores recomendables.
Seguir estos consejos puede ayudar a reducir significativamente el riesgo de contraer fascitis necrotizante y otras infecciones bacterianas.
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