Pablo Rebolledo Dujisin, director de la carrera de Administración en Ecoturismo, Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.
Cada 22 de marzo, el mundo se detiene por un momento para reflexionar sobre un recurso vital que a menudo damos por sentado: el Agua. Esta conmemoración, iniciada por las Naciones Unidas en 1992, nos recuerda la necesidad urgente de preservarla y protegerla.
En un país como Chile, donde los desafíos relacionados con el agua son evidentes, la conmemoración de este día cobra una relevancia aún mayor. La escasez hídrica, la desertificación y la contaminación de fuentes de agua son problemas que afectan a comunidades en todo el país, desde el norte árido hasta el sur frío y húmedo. Es en este contexto que debemos reflexionar sobre cómo podemos contribuir a revertir esta situación.
La importancia de fechas como esta radica en su capacidad para recordarnos que el agua no es un recurso infinito y que su cuidado y preservación deben ser una prioridad. Es un llamado de atención para que asumamos la responsabilidad de proteger este bien común, tanto en nuestras acciones cotidianas como en el impulso de políticas y proyectos a nivel nacional e internacional.
A priori, podríamos esperar una importante discusión política en temas como: Educación y Concienciación, Gestión Integrada del Agua, Tecnología e Innovación, Justicia Hídrica, Resiliencia ante el Cambio Climático, Responsabilidad Corporativa, Economía Circular y el fortalecimiento de herramientas como el análisis del ciclo de vida de los productos; demás está decir que, la implementación de modelos de desarrollo local que impulsen el cuidado del agua, como la agroecología y el ecoturismo, son deseables a toda escala.
Más allá de subrayar la importancia de la legislación y las políticas públicas, con discusiones en temas como los antes mencionados y la creación de marcos legales robustos que promuevan la protección y gestión sostenible del agua, así como la participación ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con este recurso vital, hay que tocar aspectos como el “tecno optimismo”.
A pesar de los avances científicos y tecnológicos, seguimos enfrentando desafíos significativos en cuanto al acceso, distribución, purificación y tratamiento del agua, no solo en Chile, sino que en el mundo: desde hace 55 años tenemos la tecnología para ir y volver a la Luna, pero pareciese que no para que la humanidad tenga agua; esto nos obliga a reconocer la importancia de la acción colectiva y la necesidad de un compromiso permanente con la causa del agua y la presión a nuestras autoridades; no se trata de no invertir en otras investigaciones, sino que dejemos de pensar que la tecnología solucionará todos nuestros problemas.
Es crucial reconocer el papel fundamental que desempeñan los profesionales de las Ciencias Ambientales y de la Sustentabilidad en la búsqueda de soluciones innovadoras para los problemas relacionados con el agua. Sin embargo, más allá de la tecnología y el conocimiento, debemos comprender que el cambio más significativo proviene de modificar nuestros hábitos de consumo y nuestra relación con la naturaleza.
Nos encontramos en un momento crítico en el que la inacción ya no es una opción. Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la protección del agua, ya sea a través de pequeñas acciones individuales o participando en iniciativas comunitarias más amplias. La conciencia colectiva y la acción individual son nuestras herramientas más poderosas en esta lucha. Así que hoy, en el Día Mundial del Agua, te invito a reflexionar sobre lo que puedes hacer por este recurso vital.