Agustín Cartes Espinoza, académico de la Escuela de Medicina Veterinaria y director académico del Hospital Clínico Veterinario, UNAB Viña del Mar.
Realizar un chequeo de salud a su mascota es la primera recomendación de cuidado para aquellos que deseen viajar de manera responsable con su perro o gato, fieles compañeros de vida que deben estar en óptimas condiciones para ser trasladados de un lugar a otro, especialmente en trayectos que impliquen muchas horas dentro de un medio de transporte. Aunque pueda parecer exagerado, existe una proporción considerable de pacientes que no han sido diagnosticados con enfermedades subyacentes, ya que los animales tienden a ocultar sus signos clínicos, a diferencia de nosotros, que los expresamos más abiertamente. Por lo tanto, uno de los problemas potenciales es la falta de visualización de la presencia de enfermedades. Por este motivo, mi primera recomendación es que las mascotas reciban a una revisión veterinaria completa para asegurarse de que sean individuos clínicamente sanos antes de emprender un viaje.
En segundo lugar, es crucial contar con el acompañamiento de un médico veterinario especializado en comportamiento, conocidos como Etólogos Clínicos, quienes evalúan detalladamente el comportamiento de la mascota para generar un abordaje terapéutico específico para cada paciente. Estos profesionales colaboran en llevar a cabo procesos de habituación tanto a estímulos sensoriales implicados en el traslado (ruidos, movimientos, personas, etc.) como a permanecer cómodo dentro de la caja de transporte. No obstante, es importante destacar que este proceso no es instantáneo y requiere tiempo. Si se decide viajar rápidamente, sin una preparación adecuada para el animal, es probable que se genere un episodio grave de estrés. La
recomendación es planificar con anticipación, especialmente para viajes largos, lo que implica al menos seis meses de planificación, habituación y preparación del animal a esas condiciones.
En relación con el traslado en la caja de transporte, es esencial abordarlo de manera que resulte más amigable para la mascota. Algunos aspectos básicos para tener en cuenta incluyen proporcionar agua fresca de manera constante durante el viaje. En aquellos casos donde sea posible y con la autorización veterinaria se puede planificar un ayuno controlado, sin embargo, en situaciones especiales donde esto no sea factible, se deberá administrar alimentos en pequeñas cantidades a lo largo del viaje. Es importante señalar que algunos animales pueden experimentar problemas digestivos, como vómitos, debido al mareo durante el trayecto. Muchos de ellos no están habituados a viajar a altas velocidades, lo que puede resultar incómodo. En estos casos, se recomienda consultar con su médico veterinario de cabecera, quien podría sugerir una terapia para mitigar estos problemas. Si el medio de transporte lo permite, la recomendación es coordinar paradas para proporcionar descanso, lo cual puede ser preferible. Asimismo, se sugiere permitir paseos en aquellos animales que puedan hacerlo, teniendo en cuenta todas las medidas de seguridad pertinentes.
Es importante destacar que, a pesar de que la caja de transporte tiene correas para llevarla como un maletín, no debe sujetarse de esta manera, ya que genera inestabilidad. Se recomienda llevar la caja de transporte en los brazos de manera que se mantenga estable y el animal dentro no experimente el vaivén constante de forma desagradable.
Aunque estas son recomendaciones generales y no aplican a todos los pacientes de manera uniforme, es esencial realizar una evaluación particular de cada animal para proporcionar el mejor conjunto de herramientas que le permitan viajar de la manera más tranquila posible. Aunque es difícil garantizar que estarán completamente libres de estrés, estas medidas ayudarán a minimizarlo, ya que viajar no es algo a lo que los animales estén regularmente habituados.