Desde 1992 se celebra entre el 1 y el 7 de agosto la Semana Mundial de la Lactancia Materna, siendo una campaña mundial coordinada por WABA para concientizar y accionar estrategias que la promuevan y protejan: “Facilitar la lactancia materna: marcando la diferencia para las madres y padres que trabajan” es el lema de este año.
Continuar o no con la lactancia materna al regresar al trabajo es un dilema al que se enfrentan diariamente las madres en todo el mundo. La incorporación de la mujer en el ámbito laboral de manera precoz posterior al nacimiento de su hijo y la ausencia de políticas que apoyen la lactancia materna dentro de los lugares de trabajo son algunos de los factores que contribuyen a que las mujeres deban decidir suspender, incluso antes de los seis meses de vida del lactante, etapa en que la Organización Mundial de la Salud recomienda mantener una lactancia materna exclusiva.
La lactancia materna mejora la nutrición, previene la mortalidad infantil, reduce el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles y favorece el desarrollo cognitivo. Además, es un alimento que no genera emisiones de carbono, ni desperdicios.
Por este motivo, accionar y promover la lactancia materna debe ser un desafío social, debemos interiorizar que la vida laboral y familiar de una mujer debe ser protegida, y para ello generar las mejores condiciones. Está comprobado que las intervenciones de apoyo a la lactancia materna en el ambiente laboral incrementan su duración.
En este sentido, algunas recomendaciones son: cumplir, desarrollar e implementar políticas para prevenir la discriminación a la madre que amamanta y posibles peligros ambientales. Sensibilizar al personal sobre la importancia de la lactancia materna y el apoyo que se le puede brindar a una mujer en este periodo. Implementar salas de lactancia accesibles, higiénicas y confortables en los lugares de trabajo para amamantar, extraer y almacenar la leche materna. Proporcionar herramientas e información a las mujeres embarazadas y aquellas en periodo de lactancia, incluyendo a sus parejas con la finalidad de apoyar el inicio y continuidad de la lactancia al reincorporarse al trabajo. Y por último, fomentar el acceso a un permiso de paternidad y parental adecuado, que permita compartir a la pareja responsabilidades domésticas y de crianza.
Como sociedad debemos hacer de estas recomendaciones una realidad, para que nuestras futuras generaciones inicien su vida de la forma más sana posible.
Carolina Fuentes González, académica de Obstetricia UNAB, Sede Viña del Mar.