Karen Caro Vallejos, académica de la Facultad de Enfermería, UNAB Sede Viña del Mar.
El singulto, comúnmente conocido como hipo, está causado por un arco reflejo: una vía neuromotora que traduce una sensación (que puede provenir del cerebro, oído, nariz, garganta, diafragma, tórax y abdomen) en una respuesta física, dando como resultado una contracción espasmódica e involuntaria del diafragma y los músculos intercostales provocando la rápida entrada de aire a los pulmones y luego el cierre brusco de la glotis condicionando el sonido característico que conocemos. En la mayoría de los casos, el hipo se relaciona con algunas alteraciones gastrointestinales como el reflujo gastroesofágico, la distensión gástrica por ingesta rápida de alimentos, por consumo de bebidas gaseosas, aerofagia, ingesta de alcohol y en el posoperatorio de cirugías intraabdominales por la anestesia o movimiento de vísceras.
Se clasifica en agudo, persistente (más de 48 horas) e intratable cuando el ataque es mayor de un mes. Esta clasificación es importante pues dependiendo de ello se necesitará realizar un estudio para identificar la causa, tratamiento y/o diagnóstico.
Según la información que se tiene hasta ahora, “un ataque de hipo” o como se indicó anteriormente, un singulto agudo que dura menos de 48 horas, suele pasarse de manera espontánea, sin embargo la incomodidad que se siente nos provoca ansiedad por buscar como terminar con esta situación.
Hay variadas “soluciones” que se han ido transmitiendo a través del tiempo, como por ejemplo realizar la “maniobra de Valsalva” (esfuerzo para exhalar sin dejar que escape aire por la nariz o por la boca) o tomar agua fría aumentando la actividad del nervio vago que va hasta el cerebro; respirar repetidamente en una bolsa aumentando la concentración de CO2 en la sangre suprimiendo los movimientos de los músculos asociados con el hipo; tener un susto provocando distracción y alerta, relajando el diafragma, etc. Si bien algunas fuentes de información pueden recomendar alguna de estas acciones, la verdad es que los estudios indican que solo serían formas de suprimir en alguna de sus partes el arco reflejo, sin respaldo de que estas maniobras e intervenciones efectivamente funcionen o por el contrario, provoquen otras molestias si se realizan de manera incorrecta.
Finalmente, los científicos no han llegado a una conclusión sobre cuál es la mejor forma de acabar con el hipo, pero es importante tener en cuenta que si el hipo es persistente o se transforma en algo crónico, se debe consultar a un profesional médico, ya que puede significar una situación angustiante para quien lo padece y puede existir una causa subyacente que requiera mayor atención.