Desde una mirada adultocéntrica, muchas veces se suele invisibilizar las vivencias de niños y niñas y nos tranquilizamos diciendo, que debido a su edad no se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor, sin embargo, tal como indica Unicef en su documento Derechos de la niñez en emergencias y desastres. Compromiso de todos (2008): “Para la niñez, las emergencias producen trastornos importantes en sus vidas y su desarrollo, por la rapidez con que ocurren los cambios y la manera en que son afectados”.
Brindar seguridad y bienestar es prioritario para garantizar un desarrollo emocional saludable de niñas y niños en momentos de incertidumbre. Es sabido que los primeros años de vida son críticos en la maduración de las habilidades sociales y procesos cognitivos, por esto, como adultos, debemos escuchar, observar, informar y responder las preguntas que surjan en estos contextos, todo ello, irá en directo beneficio de su salud mental futura.
Como responsables del cuidado de niños y niñas, debemos tratar de ofrecer espacios de confianza y confort donde puedan expresarse, sin minimizar, juzgar o ridiculizar sus emociones. Este apoyo les permitirá comprender lo vivido y fortalecerá su capacidad para hacer frente a situaciones difíciles y cimentará su enfrentamiento en la vida adulta. Esto es especialmente relevante, pues múltiples estudios nos confirman que la falta de contención en emergencias y desastres, puede llevar a desarrollar trastornos como estrés postraumático, depresión o ansiedad en la adultez.
Muchos de los niños y niñas, que residen en las zonas afectadas por la emergencia climática pueden haber sufrido la pérdida de su hogar, de una mascota e incluso de un miembro de su familia. Ante estas situaciones, los expertos recomiendan establecer rutinas y entregar predictibilidad, para que niños y niñas sepan que los adultos son una referencia confiable que les ayudará a salir adelante.
Hacer frente a esta situación de emergencia implica incorporar procesos de educación emocional, enseñar a los niños y niñas a reconocer sus emociones, explicándoles que no existen sentimientos buenos o malos. Mi invitación es que como adultos les ayudemos a resignificar lo sucedido de manera cariñosa, con información veraz, pero adecuada a su ciclo vital, para que puedan conectarse con sus vivencias, promoviendo en su desarrollo habilidades como la tolerancia a la frustración, la empatía y la resiliencia.
En estas semanas de vacaciones para niños y niñas, la relación con sus familias y cuidadores, será de vital importancia para enfrentar y reelaborar lo vivido en la emergencia, para esto debemos estar disponibles a conversar y cuidarnos. Desde Fundación Integra seguiremos apoyando las labores de crianza, a través de nuestro programa FonoInfancia, el que está disponible de lunes a viernes, en el fono 800200818 o por chat en www.fonoinfancia.cl, donde profesionales expertos podrán guiar y acompañar estos procesos.
Nataly Rojas Seguel
Directora Ejecutiva de Fundación Integra
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