El Instituto de Salud Pública (ISP) dio a conocer en el último Informe de Circulación de Virus Respiratorios -correspondiente a la segunda semana de junio- que se han detectado 8.221 casos de Virus Respiratorio Sincicial (VRS) en lo que va de 2023. De esta manera, se ha generado un incremento del 119% de los casos en comparación con el mismo período del año anterior, pues para la misma fecha de 2022, se totalizaban 3.749 casos confirmados.
Asimismo, el reporte destacó que los más afectados por este virus respiratorio han sido los niños menores de un año.
En este contexto, la doctora Ivonne D’Apremont, especialista en Pediatría y Neonatología de la Universidad Católica de Chile, señala que “la literatura ha identificado a los menores de cinco años y a los adultos mayores como la población de mayor riesgo. En el caso del primer grupo, los factores de mayor riesgo son los niños con antecedentes de prematuridad (menores de 37 semanas de gestación), bajo peso de nacimiento (menos de 2 mil quinientos gramos), tabaquismo en el hogar, no haber recibido leche materna y presencia de otros menores de cinco años en la casa”.
Además, agrega que “las enfermedades respiratorias son la primera causa de hospitalización en aquellos menores con antecedentes de prematuridad extrema (menores de 32 semanas) y de displasia broncopulmonar. En ese sentido, el principal virus comprometido es el sincicial respiratorio”.
En la misma línea, la doctora Alejandra Zamorano, pediatra broncopulmonar infantil del Complejo Asistencial Dr. Sótero del Río, comenta que el virus sincicial es el responsable de la mitad de las infecciones en niños menores de un año y que dentro de este grupo existe aún más riesgo para “los niños más pequeños, especialmente los menores de 6 meses, en los que este virus puede afectar con mayor gravedad. Pero también hay grupos de mayor riesgo que tienen otras patologías, como es el caso de los prematuros y los prematuros extremos; los pacientes con displasia broncopulmonar; y algunos pacientes con otras enfermedades crónicas”.,
En ese sentido, explica que “se estima que aproximadamente el 9% de los recién nacidos vivos en Chile son prematuros, es decir, niños con menos de 37 semanas de gestación, y que el 1,4% de estos son prematuros extremos, menores de 32 semanas de edad gestacional al nacer”. Así, según lo informado por el Registro Civil a inicios de este año, del total de nacimientos inscritos en 2022 , se estima que habría 17.872 niños prematuros y 2.780 prematuros extremos.
El virus sincicial suele presentar síntomas de enfermedad similares a los del resfriado, pero también puede causar enfermedades graves, como por ejemplo, bronquiolitis (inflamación de las vías respiratorias pequeñas en los pulmones) o neumonía (infección de los pulmones) .
Al respecto, Zamorano comenta que “los niños prematuros por su desarrollo inmaduro del sistema respiratorio tienen más factibilidad de hacer sibilancias o cuadros obstructivos por su misma anatomía. Si además estos niños desarrollan una infección por virus sincicial, que tiene una asociación importante con el desarrollo de asma posterior, tienen más riesgo de hacer cuadros obstructivos a repetición y estos pueden prolongarse incluso hasta los 5 años”.
Para la doctora D’Apremont una de las principales medidas para prevenir el contagio en este grupo de la población es “actuar con prevención y autocuidado. Para ello, es clave estimular la lactancia materna, mantener las inmunizaciones al día, evitar la contaminación ambiental – especialmente el humo de cigarrillo -, postergar el ingreso a sala cuna y consultar precozmente frente a las dudas”.
A estas medidas, las especialistas suman otras como:
• Lavado de manos frecuente con agua y jabón, especialmente antes de interactuar con los niños prematuros.
• Uso de desinfectante de manos a base de alcohol reforzar la limpieza de manos o cuando no sea posible el lavado.
• Evitar el contacto cercano con personas enfermas, especialmente aquellas con síntomas respiratorios y evadir los espacios con aglomeraciones.
• Reconocer los signos de dificultad respiratoria, para evitar acudir a los servicios de salud cuando no sea necesario, ya que son un potencial foco de contagio de este y otros virus.
Además de la prevención, comentan que es fundamental que los padres puedan reconocer los síntomas o signos de alerta, para acudir inmediatamente a un especialista:
• Dificultad respiratoria o respiración rápida. Si se le hunden las costillas, incluso se le pueden mover las aletas de la nariz, especialmente en lactantes, esto ya determina un compromiso de una infección respiratoria más baja y de mayor relevancia.
• Tos persistente o empeoramiento de la tos.
• Rechazo del alimento o la bebida, especialmente en los menores de 6 meses es un signo de alerta de alguna enfermedad grave.
• Apneas, es decir, que dejan de respirar por períodos.
• Si la piel del niño/a se torna de color morado, especialmente alrededor de los labios o en las yemas de los dedos.
Si bien las doctoras precisan que no hay tratamientos ni vacunas para el VRS, existen anticuerpos monoclonales con cobertura para pacientes de mayor riesgo en la Ley Ricarte Soto, que suelen utilizarse como medida de prevención en los meses de mayor circulación del virus.
El llamado de las especialistas es extremar las medidas de prevención y autocuidado frente a este y otros virus, ya que como asegura la doctora Zamorano, “todavía no estamos cerca de llegar al peak del invierno del VRS”.
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