Manuel Cea, director de la carrera de Ingeniería en Administración de Empresas de la UNAB, Sede Viña del Mar.
Según los últimos datos de inflación, la cifra interanual en Chile ha alcanzado un 9,9% en abril, siendo el primer registro por debajo de los dos dígitos en 13 meses. Esta noticia es alentadora y refleja una reducción en las proyecciones de precios en el país. Sin embargo, es importante aclarar que esta disminución no implica una reducción de precios en sí, sino una contracción en la tasa de crecimiento de los mismos.
La inflación se ha convertido en la principal preocupación económica para los ciudadanos, según las encuestas recientes, seguida por la inestabilidad política y el desempleo. Además, se observa un aumento en la percepción de que la situación económica empeorará en la segunda mitad del año.
Las proyecciones del Banco Central sugieren que la inflación cerrará este año con un aumento del 5%, aunque el mercado se muestra más pesimista y pronostica un 8% para el primer semestre de 2023. La economía chilena ha experimentado un debilitamiento, con caídas en el Producto Interno Bruto (P.I.B.) y altas tasas de desempleo.
Se espera que el Banco Central reduzca gradualmente las tasas de interés a partir del segundo semestre de este año, como medida para impulsar la economía. Es necesario controlar el déficit externo, que actualmente es el segundo más elevado de la región, ya que su incremento podría requerir políticas de ajuste más drásticas en detrimento del crecimiento.
A nivel global, se proyecta una desaceleración del crecimiento económico debido a políticas restrictivas para combatir la inflación. Es fundamental tomar medidas inmediatas para mitigar los riesgos de recesión mundial y sobreendeudamiento, priorizando el apoyo a los grupos vulnerables y manteniendo la estabilidad de las expectativas inflacionarias.
En resumen, aunque hay perspectivas optimistas para la inflación y la economía en Chile, también existen desafíos importantes por enfrentar. El país debe seguir trabajando en el control de la inflación, estimular el crecimiento económico y mantener la estabilidad en un contexto global de desaceleración y turbulencias económicas.