¡Tal vez precisamente por eso!
Aunque no lleven el etiquetado de “diseño”, la inmensa mayoría de los objetos que nos rodean en el cotidiano, tiene un origen en alguna idea que luego se transforma en propuesta, para finalmente terminar materializándose en un proyecto de “diseño”.
Acto seguido, ya como parte de nuestra vida diaria, el proyecto se vuelve a transformar en objetos, en nuestro entorno construido, en nuestra indumentaria que usamos para abrigarnos o para presumir, o en nuestra gráfica con la que nos comunicamos por las redes sociales.
Es importante reconocer, claro está, que dentro del proceso de diseño es clave, primero que todo, la etapa de la observación, en la que el diseñador cae en la cuenta de una oportunidad, derivada idealmente de una sensibilidad con el entorno, de detenerse a escuchar a las personas, de empatizar con las necesidades de ellas.
Ahora, aquí concurre, sin embargo, el eterno dilema de cuáles son nuestras “reales” necesidades, frente a tanta “necesidad”, muchas veces artificiosa, originada por los volubles vaivenes del mercado.
Otro ingrediente clave del diseño para hoy, es la consulta: es decir, someter la propuesta de diseño a la interrogante de la comunidad que será depositaria de ella. De modo que la modalidad de trabajo aquí es hoy el llamado “co-diseño”: un trabajo horizontal y colaborativo, ya nunca más vertical (en que “el diseñador era quien tenía la razón”), sino considerando las inquietudes, las opiniones y las ideas de manera transversal.
Aquí es sumamente importante distinguir cuándo diseñamos y cuándo sobre-diseñamos:
Se debiera entonces considerar, al menos:
La economía circular, en que, ya sabemos que una salida “gruesa” al problema del cambio climático, tiene que ver con acercarse más a la naturaleza, sus tiempos y sus leyes. Ahora que en Chile se pone en vigencia la ley “R.E.P”, más valor responsable tendrá el diseño de los envases que diariamente arrojamos a un basurero, asumiendo que no tiene fin.
La cultura y el patrimonio, de otro lado, es vital a la hora de preguntarnos por nuestro origen y nuestra identidad.
La inclusión social, en donde el diseño inclusivo da cabida a todas y todos por igual, sin distingos físicos ni sociales…un diseño para todos.
La información y la Inteligencia artificial, de modo de avanzar en tecnología digital, sólo que sin perder nuestra humanidad ni lo que nos distingue como personas.
El Día del Diseño, entonces, es nuestro cada día, constituido de muchos momentos, de muchos diseños, en los que celebramos ni más ni menos que la vida
Alan Fox Igualt, director de Diseño Gráfico, UNAB Sede Viña del Mar.
Nelson Lay Raby, académico de la Escuela de Psicología, UNAB Sede Viña del Mar.En los…
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