Gonzalo Gallardo Martínez, director de la carrera de Fonoaudiología, UNAB Sede Viña del Mar.
La mascarilla, aunque nos protege y cuida de peligrosos patógenos, entre ellos el SARS-COV2, también funciona como un elemento que obstruye y silencia nuestra voz. La mascarilla nos ha protegido de adquirir infecciones respiratorias y ha sido prioritario cuidarnos de eso debido al periodo de pandemia. Ahora que se anuncia dejar su uso obligatorio será un beneficio para todos los profesionales de la voz que deben hablar durante horas a grupos de estudiantes. En este rubro están los profesores de enseñanza básica, media y superior. La mascarilla resulta ser un filtro que en cierta forma tapa la proyección de voz y genera una resonancia limitada. Esto hace que la persona inconscientemente genere una compensación elevando su tono e intensidad lo que genera a lo largo del tiempo fatiga vocal, mal uso de la voz, que puede resultar en una disfonía leve, moderada o severa.
Para los fonoaudiólogos el uso de la mascarilla ha sido un obstáculo en su desempeño laboral. Por ejemplo, en la terapia con niños es muy importante modelar los ejercicios y la mascarilla tradicional que se exige impide este aspecto. Se ha realizado igualmente, pero de otras formas buscando siempre la manera de favorecer a nuestros usuarios, pero sin duda ha limitado el avance en las terapias. Además, como se mencionó antes, hay muchos fonoaudiólogos que enseñan en Universidades y en la modalidad presencial ha existido cansancio vocal debido al sobreesfuerzo fonatorio. Personalmente he notado más dificultad con las mascarillas N095 y NK95 debido a que son más gruesas en su composición que las de 3 pliegues. Esto hace que el filtro sea mayor por tanto la capacidad de resonar (amplificar) es también menor. Respecto a la respiración, también produce cierta dificultad por la cantidad de horas que se requiere el uso durante el tiempo de exposición a la voz. Recordemos que el tipo respiratorio adecuado más el modo respiratorio óptimo son la base de una voz sana y eficiente. En estos casos al existir una “capa”, que dificulta que el oxígeno ingrese al organismo, se hace más complejo el proceso comunicativo en general.
La higiene vocal es una serie de aspectos que debemos considerar para el cuidado de la voz. Con el uso prolongado de mascarilla este concepto se hace aún más fuerte. Entre estos aspectos que tiene la higiene vocal, por ejemplo, lo que debemos hacer es: beber agua (ojalá 2 a 3 litros diarios); no beber cafeína cuando sabemos que debemos usar nuestra voz; evitar fumar pues esto deshidrata la mucosa que recubre las cuerdas vocales; alimentarse de buena forma y sin mucho condimento (para prevenir el reflujo gastroesofágico que irrita las cuerdas vocales); tener un descanso regular cada día; evitar los cambios bruscos de temperatura, entre otras recomendaciones. Estas medidas deben ser consideradas siempre para la prevención de patologías vocales funcionales u orgánicas.
Eventualmente podrían presentarse patologías en la voz por el uso prolongado de las mascarillas. A lo largo del tiempo podrían aparecer alteraciones en los parámetros vocales como la intensidad, el timbre y el tono lo que redunda en disfonías músculo tensionales que, al no ser tratadas a tiempo, podrían derivar en disfonías orgánicas con presencia de nódulos o pólipos en las cuerdas vocales. Por todo lo expuesto, el retiro de mascarillas en este aspecto es muy positivo para los procesos comunicativos que los profesores y profesionales en general llevan a cabo con su voz.