El tema de las ciclovías y ciclorutas está muy débil en Chile. Existen varios movimientos ciudadanos que han intentado aportar en esta discusión, tales como Ciclistas Furiosos o Mapocho Pedaleable, pero vemos que aún el tema de las ciclovías es más bien un discurso político donde se dice “tenemos X km de rutas”, pero no se adecuan a las necesidades de transporte ni de la ciudadanía ni de los turistas.
Vemos como apareció la ley de convivencia vial donde, básicamente, queda en claro que lo importante en el país son los vehículos y se degrada la bicicleta a un medio de transporte secundario, en lugar de fortalecerlo como lo han hecho los países desarrollados.
Las necesidades de transporte para turistas y ciudadanos son muy parecidas; por supuesto en distintos horarios y con distintos fines, pero un turista normalmente se desplazará por los barrios céntricos y los más atractivos o intentará moverse de ciudad en ciudad.
Lamentablemente en Chile, las ciclovías están puestas, básicamente, donde sobraba un poco de espacio, están inconexas, con estándares muy variables y no contemplando las necesidades de la población. Se le suma a lo anterior, la dificultad que tiene el sector infraestructura (MOP y MINVU) para capturar beneficios sociales a partir del turismo, entonces, en el caso en que se puedan hacer ciclorutas, se harán en los lugares donde haya más población residente, no considerando, normalmente a los turistas.
Pablo Rebolledo Dujisin
Director Administración en Ecoturismo U. Andrés Bello, sede Viña del Mar