Cristóbal Basso, director de la Orquesta Sonidos de Luz, trabaja hace más de 7 años con niños y adolescentes con discapacidad visual. A lo largo de estos años el profesor de música ha tenido que innovar con distintas técnicas para poder ensayar y tocar junto a los integrantes del grupo.
Tras un 2020 movido, y luego de haber recibido el premio Global Teacher Prize Chile en la categoría de música, el profesor Cristóbal Basso no ha cesado su arduo trabajo con la Orquesta Sonidos de Luz, perteneciente a Fundación Luz, la cual está integrada por niños y jóvenes con discapacidad visual. El docente logró seguir trabajando junto a la orquesta en plena pandemia mediante ensayos online, lo que significó que sacaran ocho covers y comenzarán a trabajar en una canción original.
Pero no todo ha sido fácil. Desde sus inicios como director de la orquesta, Cristóbal ha tenido que realizar una serie de adaptaciones, muchas innovadoras, para poder ensayar junto a los jóvenes ciegos. “En un comienzo tuve que hacer mis propias adecuaciones para poder ensayar con los chicos. Busqué información o metodologías sobre cómo hacer música con personas con discapacidad visual pero no encontré nada. Es por esto que una vez que empezamos a practicar, además de ser muy descriptivo en todo aspecto porque uno no puede dar por hecho que la otra persona ve, tuve que hacer adaptaciones de lo visual a lo verbal, por como ejemplo, darles las instrucciones de como ir tocando los instrumentos”, afirmó Basso.
Además, Cristóbal comentó que también tuvo que transformar otro aspecto como lo es el método de dirección de la orquesta, pasando de lo visual a lo sonoro. “La dirección de orquesta se basa en gestos visuales por lo que tuve que adaptarla y ahora en vez de palabras uso sonidos. Además, utilizo un pandero que me pongo en el pie para darles la entrada, así ellos saben que deben comenzar a tocar. Esto en el resultado sonoro no se percibe como un elemento externo, ya que son técnicas de dirección que yo las he musicalizado para que estas sean imperceptibles para el público”, aseguró el docente.
Otro de los temas que ha tenido que trabajar Cristóbal ha sido ensayar sin partituras, por lo que “he tenido que potenciar y desarrollar otras habilidades musicales en ellos, como la memoria en general pero también la auditiva, el tacto, y trabajar la música desde otros aspectos, lo que nos ha dado muy buenos resultados” agregó el músico.
Junto con esto, hoy en día los ensayos no han estado exentos de dificultades, a pesar de que ya llevan más de un año haciéndolo vía online. “Hemos enfrentado desafíos desde el uso de la tecnología hasta los programas que usamos los cuales muchas veces no son accesibles, porque algunos tienen captchas que no son auditivos, por lo que he tenido que usar programas de asistencia remota para poder ayudarlos”, explicó.
A pesar de los distintos retos del día a día, Cristóbal tiene la clara convicción de que la música es también una herramienta de inclusión. “La música es fundamental en la enseñanza y desarrollo de personas con discapacidad visual, sobre todo en los niños porque los ayuda a fomentar sus habilidades auditivas y esto los hace ser más autónomos. Gracias a esta actividad una persona con discapacidad puede potenciar sus habilidades y se pueden destacar. Estoy convencido que si trabajamos y potenciamos los talentos de jóvenes con discapacidad, haremos que este país sea mucho más inclusivo donde todos tengamos las mismas oportunidades. El arte en general siempre es un camino de inclusión”.
En la actualidad la orquesta se prepara para una serie de conciertos virtuales, en especial el de los 97 años de la fundación, conversatorios y ya están confirmados para tocar en Lollapalooza 2022, siendo la primera orquesta de personas con discapacidad visual en pisar ese escenario.
Además, la orquesta se ha presentado en diversos espacios de importancia sociocultural y en actividades vinculadas a promover el desarrollo inclusivo de la sociedad, lo que demuestra su contribución para el progreso del país en este contexto.