Por Sofía Villavicencio, directora ejecutiva de Fundación Luz
Este 1 de abril se cumplen tres años de la entrada en vigencia de la Ley 21.015 más conocida como Ley de Inclusión Laboral, camino que no ha estado exento de dificultades, pero también grandes avances en materia de inclusión de las personas con discapacidad (PcD).
A tres años de esta ley el balance sin duda ha sido positivo, ya que esta iniciativa invitó a las empresas a mirar esta realidad de falta de oportunidades laborales que afectaba a las personas con discapacidad y además, llegó a derribar algunos mitos al respecto. Sin embargo, en un principio se presentaron algunos inconvenientes propios de una ley que está recién andando.
Siempre cuando se promulga una ley existe un tema de papel, artículos que por ejemplo no quedan claros lo que se puede prestar para distintas interpretaciones, como ocurrió en este caso. Entonces en el comienzo estábamos todos perdidos, ya sea las empresas como las fundaciones que son intermediarias. Es así como durante estos años se fueron juntando las observaciones respecto a la ley y, de hecho, en abril de este año se irán al Congreso para que estas consideraciones se tomen en cuenta y así todo quede muy bien estipulado.
Ahora, si nos vamos al lado positivo de esta ley, puedo decir que un alto porcentaje de empresas nunca pensó que iba a poder contratar a personas con discapacidad porque existen muchos prejuicios al respecto. La mayoría de las organizaciones no se imaginaban que una persona con algún tipo de discapacidad podía ser apta y que contaba con la autonomía para distintos cargos.
Esta ley ha sido beneficiosa para las empresas por donde se le mire, dado que ha contribuido para mejorar el clima laboral. Las PcD que se incorporan al mundo laboral tienen un alto nivel de compromiso con la empresa, pues se contagia este espíritu en los equipos de trabajo a los que se integran y de a poco en el resto de la organización. De igual manera, podemos hablar de la responsabilidad social empresarial, ya que al tener verdaderos ambientes inclusivos y diversos, por el hecho de contratar a personas con discapacidad, el reporte de sustentabilidad se hace verdadero y además se mejora la reputación corporativa.
Mientras que, si pasamos a la otra cara de la moneda, esta ley también ha sido muy beneficiosa para las personas con discapacidad ya que han visto cómo es que existen muchas más posibilidades para ellos ya que quizás el mundo laboral les parecía una utopía, algo inalcanzable y hoy está ahí golpeando su puerta. Sin embargo, incorporarse al mundo del trabajo también ha mostrado, lamentablemente, que tenemos brechas en el mundo de la educación y esto de alguna manera ha obligado a las empresas y a las casas de estudio a tener que darle más oportunidades a las personas con discapacidad, pero también a incentivarlos a terminar sus estudios de enseñanza básica o media para tener más oportunidades laborales y luego dar continuidad a sus estudios superiores.
Esta ley también llegó a cambiar la cultura respecto a cómo la sociedad ve a las PcD, ya que muchos tenían la concepción de que estas personas estaban relegadas en sus hogares pero este estigma también ha motivado a que las personas quieran estudiar y capacitarse para poder desarrollarse personalmente y ser más autónomos, además de permitirles generar ingresos y salir de la línea de la pobreza al conseguir un trabajo. Las personas con discapacidad se están generando sus oportunidades porque también existen las condiciones para que esto suceda.
Ahora bien, en Chile aún somos un país en general con poco conocimiento sobre discapacidad y no tenemos una cultura inclusiva, por lo que gracias a esta ley hemos podido como sociedad ser más conscientes de este tema. En esa línea, otro de los beneficios para las empresas a la hora de contratar a una persona con discapacidad, es que estas llegan también para ser embajadores de la discapacidad y en el fondo les enseñan a sus pares que todos son iguales, que pueden optar a las mismas oportunidades y que todos pueden hacer su trabajo de igual manera.
Mi llamado al empresariado es que se atrevan a contratar a PcD y dar el paso, ya que este no es el único proyecto riesgoso con el que se van a encontrar. Siempre como directores tenemos que tomar riesgos y en este caso les puedo asegurar que si se atreven tendrán éxito porque van a poder contar con otros beneficios que no se imaginaban. No sólo van a cumplir con una ley sino que les va a traer múltiples beneficios, sobre todo respecto al clima en sus equipos de trabajo.
Junto con esto, también hacemos un llamado a las empresas para que se acerquen a las fundaciones que trabajamos por la capacitación e inclusión laboral de PcD, ya que esto les facilitará el camino para la inclusión en cada una de las etapas de contratación.
Las fundaciones tenemos el desafío de hacer esta integración para facilitar la inclusión de las personas con discapacidad en el ámbito laboral y tenemos que seguir mejorando nuestros procesos, siendo más flexibles y aprendiendo de estos tres años de avances. Debemos seguir trabajando en conjunto con las personas con discapacidad, las empresas y la sociedad para derribar tantas barreras pendientes y ser por fin un Chile inclusivo.