Gonzalo Chávez, coordinador del Observatorio de Tenencia Responsable y Vínculo Humano-Animal de Universidad Santo Tomás, advierte que “compartir la vida con animales no trae más que beneficios, pero se debe vivir esa experiencia con responsabilidad”.
En época de Navidad, no son pocos quienes deciden adoptar o comprar una mascota. El problema es que generalmente la gente olvida que, al contrario de otro tipo de regalos, en este caso hablamos de seres vivos sintientes que se integrarán a la vida familiar por muchos años. ¿Estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de hacernos cargo de sus necesidades? Esa es la gran pregunta que toda familia debería responder antes de tomar la decisión, dice Gonzalo Chávez, coordinador del Observatorio de Tenencia Responsable y Vínculo Humano-Animal de Universidad Santo Tomás.
“Muchas de estas adopciones o compras de animales son impulsivas. Pero una decisión tan importante puede ser peligrosa si no hemos tomado la decisión como familia. Porque si no somos capaces de satisfacer todas y cada una de sus necesidades, el bienestar de ese animal se verá muy comprometido”, sostiene el también académico de Medicina Veterinaria de la sede Viña del Mar de UST.
Aunque estemos pensando en una mascota como un regalo, Chávez recalca que “las mascotas no son juguetes”, por lo cual debemos preocuparnos de sus necesidades sanitarias, nutricionales y conductuales. “Ese animal estará 100% supeditado a los recursos que nosotros le podamos dar. Consideremos que en Chile menos del 40% de los perros pasean regularmente, lo que evidencia que no estamos siendo responsables con nuestros animales”, explica.
El experto en etología clínica pide discutir el tema en familia. “Tenemos que informarnos, la discusión debe ser consciente y tomando en cuenta algunas variables”, señala. ¿Cuáles? Por ejemplo, indagar si toda la familia estará de acuerdo en compartir tiempo y espacio con el animal. “Es irreal pensar que un niño se va a hacer cargo del perro, gato o hámster. En la práctica, somos los adultos los que nos hacemos cargo”, indica, agregando que debemos preguntarnos “cuál es el costo que debe pagar ese animal para integrarse a una familia que probablemente no estaba preparada para compartir la vida con él”.
Otros puntos a considerar son la experiencia previa que tenemos como tutores de mascotas “y conocer la normativa vigente respecto a la tenencia de animales. En Chile la normativa es muy clara, por ejemplo, e indica que los perros y gatos deben estar registrados”.
El presupuesto que podremos destinar a su bienestar también es un elemento importante. “Pensemos que ese animal se va a enfermar, que necesitará un buen alimento, juguetes… en fin, siempre habrá imprevistos por los que tendremos que invertir dinero en ellos. ¿Estamos dispuestos a hacerlo?”, pregunta el académico de UST.
“Hay que considerar que existen mascotas que pueden vivir muchísimo tiempo. Un perro va a estar con nosotros 15 años, un gato puede vivir 20 años. Entonces la gran pregunta es si estamos preparados realmente para compartir nuestra vida con una mascota. Hay que ser responsables y justos con el bienestar animal”, continúa Chávez, recalcando que “todos los animales son seres sintientes, tiene emociones, necesidades. Los perros y gatos necesitan sentirse parte de un grupo, por ejemplo, y lo que pasa en Chile es que muchas de las mascotas están abandonadas dentro del domicilio. Es un maltrato silencioso frente al que no se puede hacer vista gorda”.
Por lo mismo, insiste en que la clave es discutir el tema en familia, con calma y, en lo posible, con la asesoría de un médico veterinario. “Piénsenlo muy bien para que esa mascota no termine siendo reubicada o abandonada. ¿Cuál es el tipo de relación que queremos tener con los animales? Lo correcto sería decir que queremos vivir con ellos, no para ellos ni ellos para nosotros. Hay que construir un vínculo, lo que requiere tiempo y disposición. Compartir la vida con animales no trae más que beneficios, pero se debe vivir esa experiencia con responsabilidad”, concluye.