Según datos de la entidad, este tipo de enfermedad es la tercera causa de ceguera por la que los adultos se acercan a la Fundación para recibir rehabilitación funcional.
Este sábado 14 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Diabetes, enfermedad que padecen más de 300 millones de personas en el mundo y que con el tiempo puede causar daños en la vista y ocasionar baja visión o, incluso, ceguera.
Así, la retinopatía diabética se puede presentar en pacientes de cualquier edad con diabetes y que no estén recibiendo el tratamiento y cuidados que corresponde. Esta patología es asintomática, impide que los capilares sanguíneos irriguen la retina y es la segunda causa de ceguera en el mundo.
Los riesgos de desarrollarla aumentan no sólo con el avance de la enfermedad, sino que también por un mal o escaso control. Por ello, desde Fundación Luz, entidad líder y pionera en la educación y capacitación de personas con discapacidad visual, hacen un llamado al autocuidado y la prevención.
Al respecto, Daniela Osorio, coordinadora del Programa de Atención Temprana y Rehabilitación de Fundación Luz, señala que “la diabetes es la tercera causa de ceguera por la que los adultos se acercan a la fundación para recibir rehabilitación funcional. Según nuestras cifras, los usuarios que más consultan son por una discapacidad visual asociada al glaucoma con un 17,9%, la retinitis pigmentosa 17% y la retinopatía diabética con 11,3%”.
Osorio considera que las personas con diabetes “requieren de un apoyo integral por el sistema de salud, ya que la retinopatía diabética es un riesgo que muchos usuarios no consideran al adquirir esta enfermedad hasta que presenta sus primeros signos. En mi experiencia, he visto que con mucha dificultad y gran esfuerzo algunos usuarios pueden desarrollar hábitos de alimentación y vida saludable, y realmente más que decir que no quieren cuidarse, realmente no pueden, esto requiere de mucho apoyo emocional para sostener en el tiempo estos hábitos que cuidan su salud. Si a esto le sumamos el problema visual severo que adquieren, la persona atraviesa una profunda fase de duelo por la pérdida de la visión”.
La profesional es clara en advertir que el autocuidado y la prevención son fundamental, porque “la retinopatía diabética es progresiva, dejando a la persona con baja visión en un comienzo y con el tiempo llega a la ceguera total. A esto, se suman los intensos dolores que provocan las alzas de presión intraocular, que son verdaderas puntadas en el ojo, que los dejan indispuestos, esto incluso ocurre mientras están realizando las sesiones. Además, se suman otras dificultades de salud relacionadas con la insuficiencia renal, neuropatía diabética, entre otras”.
Consultada por la labor que está desarrollando el Programa de Atención Temprana y Rehabilitación de Fundación Luz, sostiene que “el trabajo con las personas que tienen retinopatía diabética aborda en el área de habilidades de la vida diaria, el reconocimiento de sus medicamentos y la rotulación de estos con elementos de diferentes texturas y/o Braille. También, trabajamos en el manejo del reloj o celular con accesibilidad para poner las alarmas necesarias para seguir los tratamientos médicos en los horarios indicados por sus doctores”.