¿Debo ir al dentista o es mejor esperar? Una pregunta que mucha gente se hace cada vez que siente un malestar y que hoy vuelve a cobrar importancia debido a la presencia del Covid-19. ¿Será seguro ir ahora en busca de una atención dental? ¿Los centros dentales ofrecerán todas las medidas para evitar contagios? Felipe Parraguez, director del Área Odontología de Santo Tomás Viña del Mar, responde que si bien se han tomado todos los resguardos, lo recomendable es evaluar la situación y, en lo posible, acudir a los centros de atención sólo en casos de urgencia.
El profesional afirma que los tratamientos odontológicos se han suspendido o restringido a nivel nacional y recuerda que hubo un caso en la Región de la Araucanía donde incluso se prohibió totalmente la atención en el ámbito privado, medida que luego se modificó. Pero pensando en la realidad de la Región de Valparaíso, aconseja tomar en consideración el contexto en el cual se desarrolla una atención odontológica.
“Se debe recordar que el equipo odontológico al momento de la atención está en una posición muy cercana entre sus integrantes y con el paciente, por lo tanto, los elementos de protección personal para todos los involucrados toman una relevancia aún mayor. En el quehacer profesional de este equipo se acostumbra a usar instrumentos que generan aerosoles, las cuales al estar en contacto con la cavidad oral del paciente se dispersan en un radio de tres metros aproximadamente, contaminando gran parte del box odontológico y ambiente con microorganismos”, comenta para contextualizar.
Bajo ese escenario, que podría hacer dudar a más de una persona, Felipe Parraguez señala que se deben evaluar dos factores principales: “Lo primero y más importante es acudir al servicio público o privado sólo de ser estrictamente urgente. Para esto es necesario poder reconocer cuales son los signos y/o síntomas que padecemos. Dolor, inflamación, sangrado por más de dos días, traumas, dificultad para tragar por alguna infección y complicaciones en tratamientos odontológicos recientes deben prevalecer al momento de tomar esta decisión. Por lo mismo, se recomienda posponer la consulta a cualquier otro tipo de tratamiento que no sea de extrema necesidad o urgencia”.
En el caso del servicio privado, el académico de Santo Tomás Viña del Mar advierte que “los pacientes deben informarse primero de los centros de salud que estén entregando un servicio acorde a los requerimientos y medidas que deben adoptar en base a las instrucciones y recomendaciones gubernamentales. En estos casos, la aplicación de un protocolo establecido y el uso de barreras de protección tanto para el personal como para el paciente predisponen un flujo de atención con el mínimo riesgo de contagio”.
MEDIDAS DE HIGIENE BUCAL EN CASA
Felipe Parraguez aprovecha de recordar las medidas de higiene bucal que se deben mantener en el hogar para prevenir las enfermedades orales más prevalentes. Comienza por lo básico, que es el cepillado de dientes con un cepillo suave, de cabezal pequeño (que abarque al menos dos dientes), de filamentos rectos y perpendiculares al cabezal, con sus puntas redondeadas, y mango recto y firme. “Además hay que lavarse todas las superficies dentales con dentífrico, sin pasar la pasta dental por agua para no disminuir su efecto abrasivo y con una porción acorde a la edad que tenga cada uno según las instrucciones de los profesionales a cargo”.
¿Basta con el cepillado? El académico de Santo Tomás Viña del Mar responde que “sumar otros instrumentos de higiene siempre es beneficioso”. En ese sentido, aconseja utilizar cepillos interproximales, seda dental y limpiador de lengua (también se puede lavar con el cepillo), elementos que “en la actualidad son imprescindibles para un alto nivel de bienestar”. “Por otra parte, el lavado de prótesis y aparatos de ortodoncia requieren elementos y técnicas específicas de higiene, las cuales deben ser indicadas por el odontólogo tratante”, agrega.
“Sugiero realizar el proceso de higiene oral después de cada comida, siendo en la noche la instancia más importante de lavado. Por último, recomiendo cambiar el cepillo dental cada tres meses, ya que un instrumento nuevo funciona mucho mejor que uno muy utilizado, siendo más efectiva la higiene”, finaliza.
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