En nuestro país son cada vez más los integrantes de la tercera edad que, en su condición de abuelos o “nonos”, podrían estar descansando o pasando tiempo con sus nietos, pero en lugar de ello están trabajando de manera remunerada en oficinas, supermercados, tiendas de retail, entre otros sectores.
Se trata de un grupo creciente de la generación Baby Boomers (nacidos entre 1945 y 1964) que -contra todo pronóstico- han ido postergando su retiro y a los que decidimos llamar “generación Nono”, porque no quieren y/o no pueden jubilar.
En Chile el grupo está constituido por algo más del 21% de los tres millones de personas cuya edad es igual o superior a 65 años, pero se extiende aún más. De acuerdo al último estudio de Mercer “Total Remuneration Survey (TRS)” conocido en octubre pasado, hoy en día en nuestro país las empresas tienen un 0,1% de trabajadores de la denominada “cuarta edad”, vale decir, mayores de 75 años, siendo la industria del Retail la que presenta una mayor cantidad. La TRS recolecta información de compensaciones y beneficios de 361 compañías de todos los sectores del país.
Lo cierto es que el número de personas mayores que siguen activas en el mundo laboral está creciendo, y no sólo por necesidad económica. Así lo muestran las cifras que arrojó la Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez, que realizaron en 2016 la Universidad Católica y Caja Los Andes. Esta arrojó que si bien un 66% de los adultos mayores dijo trabajar por necesidad, un nada despreciable 69,2% de estos últimos indicó que seguiría en el mundo laboral aunque no fuera por un imperativo económico, y un 79,4% manifestó que le agradaba mucho su trabajo actual.
Actualmente coexisten cuatro generaciones en el mundo laboral: los “Nono” (mayores de 65 años), la Generación X (nacidos entre 1965 y 1981), la Generación Y o Millennials (nacidos entre 1982 y 1994) y la Generación Z o Centennials (nacidos a partir de 1995). Cada uno de estos grupos etarios tiene sus propias características y todos cuentan con ventajas y desventajas en su desempeño laboral, además de tener distintas aspiraciones y (o) necesidades, lo que constituye un verdadero desafío para las compañías, en especial para las áreas de Recursos Humanos.
Uno de estos desafíos es hacerse cargo y enfrentar el problema de inclusión que representan los trabajadores “Nono” en Chile, ya que muchos de ellos buscan, por ejemplo, jornadas más flexibles o más cortas. Hay también temas de capacitación en tecnologías que los dejan en desventaja frente a los jóvenes, pero se trata de una situación no del todo real. Esto porque, -si bien no son nativos digitales-, las personas de la tercera edad se han ido adaptando al quehacer tecnológico, y cada día están más alfabetizadas. Si la brecha de habilidades fuera insalvable, dejaría de ser un problema si a los adultos mayores se les otorgan espacios como coach, formadores y/o guías de empleados con menos experiencia.
Que los “Nono” ocupen el rol de mentores es una buena forma de no desechar el talento adulto y aprovechar sus capacidades y experiencia, teniendo en cuenta que desean mantenerse activos, continuar siendo independientes, sostener sus redes de contactos y principalmente, no ser una carga para sus familias. Sin duda una muy legítima aspiración de la que tenemos que hacernos cargo.
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